CUANDO ES TU DÍA, LO ES... - ANECDOTA
Esta es una de las primeras anécdotas que traigo al blog. No sé si se convertirá en sección, porque todo depende del apoyo. Siempre traigo noticias sobre series, mis opiniones sobre estas, así como de noticias de actualidad y música coreana, etc etc, pero pocas veces traigo anécdotas, así como otro tipo de humor. En este día esto va a cambiar, espero que guste.
Cuando era pequeña, tenía una amiga a la que siempre le gustaban muchos los hamsters. En sí todo tipo de roedores. Los cuidaba, los criaba y luego los entregaba a familiares, amigos o gente cercana, así como que se quedaba unos cuantos. Puede que haya criado todas las generaciones actuales de hamster que hay sobre la faz de mi querida España, pero este no es el caso de la anécdota, si no como dice el título, cuando tienes el día marcado, lo tienes y punto, hagas lo que hagas, aunque tengas el típico libro que diga como será tu final, lo será y punto, sin poder remediarlo.
Un día estaba junto a ella, en el lugar donde tenía al único hámster que tenía en esa época. Estaba en su típica rueda, viviendo la vida, como cualquier animal de su especie, gordito y feliz él, sin imaginarse lo que se le venía encima.
Era muy nervioso, más de lo que ya son estos animales en sí, y ese día, parecía estar tan estresado, que lo único que le saciaba era correr y correr. Nosotras hablábamos del día a día, lo que había ocurrido en el colegio, lo típico de las niñas de esa edad, sin casi percatarnos de que aquel animal estaba cogiendo demasiadas revoluciones, había puesto la marcha y estaba llegando a su límite.
En un abrir y cerrar de ojos, se tropezó, rodando en la rueda como en el gif, con tan mala suerte, que todos los astros se alienaron para su fatídico final. La jaula donde estaba no tenía la tapa superior, la ventana de al lado estaba abierta, y la rueda girando a 80 por hora, y lo que ocurrió después, ya os lo podéis imaginar.
La situación fue un trauma para ambas, más para ella que para mí, ya que ese animal pues era uno que conocía, jugaba de vez en cuando y ya está, pero ella lo cuidaba día a día, era su bebé. Cuando reaccionamos, fuimos a la ventana, con la esperanza de que aquello pues no hubiera ocurrido, eramos inocentes, y allí vimos al pobre, tendido en el suelo. No supimos si en sus últimas o ya había pasado a mejor vida, sin embargo, mi amiga tenía la idea de ir a recogerlo, para darle un funeral como es debido, pero claro, un gato hambriento, no le iba a dar esa oportunidad.
Los gatos de por sí son veloces, pero aquel animal parecía supersónico. En nada, pudimos ver como escapaba con el cadáver del animal, dejando a mi amiga con una cara que podías adivinar lo que se le pasaba por ese momento.
A día de hoy, la anécdota causa un poco de tristeza, pero al recordar la imagen de lo ocurrido, se salta un poco la risa, aunque sea cruel, las cosas como son. Es la típica escena de una comedia, donde todo parece tan absurdo, que aunque muera alguien, te sale una carcajada que da miedo. Aquello también nos hizo aprender, que los animales no tenían que estar cerca de las ventanas, ni mucho menos, dejar que se vuelvan locos con algo, porque puede ser malo para su integridad física.
Esto es todo por hoy, si os ha gustado y queréis apoyarme, teneis la forma de hacerlo en la parte inferior del blog. Dicho esto, nos vemos en el siguiente post, gracias por leerme.
Es una sección interesante, en mi caso la apoyo.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
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