¿A QUÉ SE DEBE LA "INACTIVIDAD" EN EL BLOG?
No hace falta decir, es un hecho ya, que las dos pasadas semanas no traje gran cosa al blog, como siempre acostumbro a hacer. Tiene una explicación, más bien dos, pero iremos por partes.
Durante la primera semana, tenía un planning de estudios, para darle el último empujón definitivo para sacarme el teórico del carnet de conducir, pero por cosas de la vida, no lo pude hacer. Me faltaba un papel muy importante y como tonta que soy, no lo tenía. Así que toda esa sesión de estudios, fue una perdida de tiempo a nivel general, pero eso no me echó atrás, me planteé todo lo que iba a hacer en el blog durante la próxima semana, es decir, la anterior a la que estamos.
En mi mente ya se había quitado la "presión" del examen, pues ahora debía esperar todo el mes de Agosto, dentro de lo malo, había algo positivo, pero no me esperaba que al día siguiente, todo se pusiera patas arriba. Tenía pensando en mi mente, ir a matricularme en bachiller (que esto lo hice si o si, aunque me muriese en el intento) y nada más terminar de eso, pues iría al hospital, que lo tenía a dos patadas. Ese era el plan principal, pero conforme iba pasando la mañana, me sentía mejor. Un milagro en esa semana que había empezado fatal.
Mi madre y yo (esta me había acompañado, porque por la mañana no me encontraba bien) nos dirigimos hacia la estación, caminando como si nada, tomamos los metros correspondientes y nada más llegar... hecho la pota, como si se tratara de un Domingo a las 14h de la tarde, tras una larga noche de fiesta y una resaca de tres pares de demonios. Claro, todo el mundo que me veía, se pensaba que tenía el pedal de mi vida, pero no, pues no todo es lo que parece. Mi madre ya me dice que no queda otra que ir al medico de urgencias del pueblo, cosa de la cual no me niego, pues no me iba a ir a casa sin saber que me ocurría, cosa lógica y más sabiendo que estaba como una semana echa mierda.
Camino como puedo, creyendo que me estaba muriendo, porque no había desayunado y me había levantado super pronto. Eran las 14h de la tarde ya. Llegamos, pedimos la cita para que nos atiendan, esperamos y entramos. Allí pues lo típico, le explicas que te ocurre y una exploración, que se trató de palpar la barriga, para sacar posibles hipótesis de lo que me ocurría. El doctor se dio cuenta de que la tenía muy hinchada, más de lo normal, que ya no eran simples gases o de no ir al baño, así que deciden hacerme un volante, para mandarme al hospital. No tenía fuerzas para coger de nuevo un tren, así que me ofrecieron el servicio de llamar a una ambulancia.
Nunca imaginé que esas palabras fueran a emocionarme tanto, y eso que iba al hospital, con sus vías (agujas, sangre... todas esas mierdas) y sus cosas de médicos, que a mí no me hacían mucha ilusión.
Bajamos a la planta principal, lugar donde debía esperar. Allí mi madre, que estaba sin batería, pues se pone a cargar el móvil, mientras yo me intentó tumbar en un banco, viendo las estrellas del dolor que tenía encima. Pasan los minutos y cada vez me duele más. La recepcionista, que al verme, se preocupaba al ver cómo había pasado una media hora, pero la ambulancia no aparecía. Era bastante raro. Estaba apunto de pasar una hora o eso creía, porque mi tiempo pasaba bastante lento. Era tal mi debilidad, que me dolían las rodillas. En ese mismo instante, veo como aparece la ambulancia, milagro.
Debo decir que los viajes en ambulancia no son como en las series o películas. Si en ese momento llego a tener apendicitis, yo creo que se me revienta ahí mismo de todas las "turbulencias" que tuvimos por el camino, demasiado.
Me entran en silla de ruedas, mi madre se queda a la entrada haciendo los últimos trámites, para explicar lo que me ocurría y dar mi tarjeta sanitaria, mientras a mi me llevan a la zona de espera para los pacientes, yo la nombro la sala de las butacas, porque está llena de ellas. En ese momento, más muerta que viva, empiezo a replantearme mi vida. Como ese mismo día, hace una semana, estaba haciendo de todo a esa hora, estudiando, y ahora estaba allí, sin poder hacer nada, mirando a una puñetera pared de color azul clarito, bastante sucio.
Hablo con un par de personas (ellas saben quiénes son, un saludito por aquí), y eso me hace pasar un poco el tiempo, no amargarme demasiado, pero llega un momento que la debilidad es tanta, que no me queda otra que pedir una camilla.
Nunca imaginé que esas palabras fueran a emocionarme tanto, y eso que iba al hospital, con sus vías (agujas, sangre... todas esas mierdas) y sus cosas de médicos, que a mí no me hacían mucha ilusión.
Bajamos a la planta principal, lugar donde debía esperar. Allí mi madre, que estaba sin batería, pues se pone a cargar el móvil, mientras yo me intentó tumbar en un banco, viendo las estrellas del dolor que tenía encima. Pasan los minutos y cada vez me duele más. La recepcionista, que al verme, se preocupaba al ver cómo había pasado una media hora, pero la ambulancia no aparecía. Era bastante raro. Estaba apunto de pasar una hora o eso creía, porque mi tiempo pasaba bastante lento. Era tal mi debilidad, que me dolían las rodillas. En ese mismo instante, veo como aparece la ambulancia, milagro.
Debo decir que los viajes en ambulancia no son como en las series o películas. Si en ese momento llego a tener apendicitis, yo creo que se me revienta ahí mismo de todas las "turbulencias" que tuvimos por el camino, demasiado.
Me entran en silla de ruedas, mi madre se queda a la entrada haciendo los últimos trámites, para explicar lo que me ocurría y dar mi tarjeta sanitaria, mientras a mi me llevan a la zona de espera para los pacientes, yo la nombro la sala de las butacas, porque está llena de ellas. En ese momento, más muerta que viva, empiezo a replantearme mi vida. Como ese mismo día, hace una semana, estaba haciendo de todo a esa hora, estudiando, y ahora estaba allí, sin poder hacer nada, mirando a una puñetera pared de color azul clarito, bastante sucio.
Hablo con un par de personas (ellas saben quiénes son, un saludito por aquí), y eso me hace pasar un poco el tiempo, no amargarme demasiado, pero llega un momento que la debilidad es tanta, que no me queda otra que pedir una camilla.
En esos momentos, sé que todo va a ir a peor, porque cuando empiezo a marearme, todo va cuesta abajo, rodando sin fin. No quería admitirlo, pero la ansiedad se estaba apoderando de mi. Empezaba a tener pocas ganas de tomar el teléfono, de no hablar, en definitiva de dejar de existir por unas cuantas horas, hasta que todo "mejorase".
Tras una larga hora y media de espera, más o menos, unos cuantos minutos arriba o abajo, quién sabe, me llaman a consulta. Allí explico todo lo que he sentido, no solo en ese día, si no desde hacia una semana. La doctora hace una valoración, me explica que pruebas me van a hacer, y deciden sacarme de nuevo, pero esta vez a la zona de rayos x, pues tenían que descartar que fuese apendicitis o algo peor. Nada más terminar de esta, me dejan en el pasillo de las consultas. Allí empiezo a notar como mi dolor se intensifica, se mueve, se pasa, vuelve... una montaña rusa pero sin emociones, porque ya estaba perdiendo las ganas de todo. Me sacan sangre, me hacen una electro y... me llevan a otra consulta, donde un cirujano se presenta.
Me empiezan a explicarme posibles diagnósticos, que yo creo que me entraron mas ganas de desmayarme por eso, que por el hecho de haberme sacado sangre con el pavor que me da. Tomé un poco de aire y me preparé para lo peor. En un principio me dicen que puede ser diverticulitis, luego colitis ulcerosa... y finalmente, una parida que no recuerdo bastante bien, pero lo recuerdo como "una masa hemorrágica que se ha desprendido". Me dice que puede ser de todo hasta nada, desde un problema intestinal hasta ginecológico. En un momento dado, me preguntan si de normal soy tan blanca, pero claro, no me había mirado en el espejo para saber en qué grado estaba de palidez, porque claro, análisis y sustos por iguales... no era para nada bueno.
Las pruebas por ese momento han finalizado, ahora debo esperar. En ese tiempo, intento dormir para ver si se me pasa más rápido, pero ni con esas. Cuando me doy cuenta, ya son las siete de la tarde. Gracias a los sueros, puedo mantenerme algo, pero la debilidad se seguía notando.
Me entran ganas de mear. Es una oportunidad que no puedo perder, es el momento de llenar el tubito. Llamo a un enfermero, se acerca acompañado de otra compañera, y me llevan hacia allá. Tonta de mí creí que me iban a esperar, pero no, no lo hicieron. Mee, limpié todo lo que había ensuciado, pues sabía que no estaban ahí y no iba a dejar el meado en el suelo. Me asee como pude y llamé a todo el mundo que pasaba. Tras un largo tiempo, una chica aparece. Me pregunta sobre lo que hago, le explico y se va. Ilusionada, creía que me podrían llevar de nuevo a un lugar, que no fueran dos metros cuadrados, pero no. Dejo el bote a un lado y me siento en la camilla, a esperar. Harta, vuelvo a llamar, hasta el punto de que salgo para ello, con los goteros en la mano, sin el palo típico donde los dejaba. Tras unos minutos, llega un enfermero, la misma historia y se va. Ya estaba perdiendo la puta paciencia, no sabía el tiempo que llevaba ahí, pero lo que sabía era que estaba muy mal, peor que antes. Entra otra persona, me están buscando, porque no saben donde estoy, y les explico que llevo ahí un tiempo. Vuelve la chica de antes, le intento dar el bote por si se lo quiere llevar y con una cara de asco, me dice que lleve yo eso. Osea, llevas dedicándote a esto durante un tiempo, que de seguro tienes que limpiar culos ¿Y te da asco llevar un bote de orina? ¡Qué yo misma he limpiado para evitar esa situación! Patético. Vuelven los dos enfermeros que me trajeron ahí, y el chico hace alusión a que doy dolores de cabeza, o algo así.
No sé como llegué a aguantar esa media hora, pero cuando me llevaron a la zona de antes, cambiando de lugar, pues me pusieron en una silla de ruedas... cosa de la cual ya pasé de quejarme, porque lo único que quería era volver a mi casa, una zona donde poder relajarme y no tener que preguntar cada dos por tres para hacer algo.
Ahora debo esperar a que salgan las pruebas, todas. Por algún casual, ese tiempo se pasó más rápido de la cuenta, cosa que agradecí. Nada más me llevan a la consulta, me explican todo, me dicen que es una infección de orina grave y me llevan a quitarme las vías y todo eso. Pero la pesadilla no termina ahí, pues aunque vuelva a casa y tome algo, durante la madrugada, tuve que volver a ir.
Esta vez fue peor, sin dormir y otra vez en el hospital, que debes respetar que hay otros peor que tu. Nada más estar en la sala de toda la tarde, empiezo a vomitar, otra vez, pues ya en casa lo hice, y eso determinó que mi madre me dijese que debíamos ir sí o sí. En ese momento mis defensas debían estar pidiendo ayuda, porque tenía frío y temblaba como si fuese un flan. Pedí una camilla, sabanas, mantas... todo lo que estuviera en mi mano, pues no sabía ni que hacer.
Me pasan a consulta, me vuelven a preguntar por todo, una exploración y determinan, de primera a mano, que a lo mejor el primer diagnóstico iba algo desencaminado, que todo podría ser un proceso intestinal. Cosa que no descarto, porque cada vez que tengo una gastroenteritis, es como si me estuviera dando de todo, pero no podían precipitarse, me debían hacer pruebas de nuevo. Dejarme más seca que la mojama, otros 5 botecitos de sangre y sin comer en todo el día.
Nada más salir de las pruebas, no me mandan a la sala de antes, si no a una contigua donde en teoría, estás más cómodo. Eso era antes, porque las camillas que habían estaban con colchones, eran camas como tal, pero estas, parece ser, se trasladaron a otra zona, para los encamados más graves, cosa que entiendo. Allí empecé a notar un fuerte dolor en la espalda, que no me dejaba relajarme para nada, pues la camilla era bastante dura, las típicas que hay en consulta de medico pero con ruedas. Intentaba acomodarme, dejándome la sabana apoyada debajo, pero nada. Tras pensarlo muchísimo tiempo, decido que me cambien por una butaca, para ver si allí podía acomodarme, pero nada, la ansiedad estaba pegando muy fuerte, haciendo que mi espalda doliese un montón, estragos que a día de hoy sigo sufriendo, porque el cuello me duele bastante.
Tras un largo tiempo, de goteros y de todo, viene el doctor y me pregunta como estoy. Yo le expongo que mejor, por decir algo, porque sabía que todo era por la ansiedad, cosa de la cual no podía hacer nada, pues no era recomendable tomarme algo de lo que habitualmente tengo en mi casa, no podía ingerir nada. Le expongo que estaría mejor en mi casa, en mi cama, pues allí aunque me cueste, si que me relajo. El dice que hablará con mi madre y así lo hace, pues cuando vuelve, nos explica todo lo que tenemos que hacer, hasta el punto de ofrecernos una citología para una enfermedad que tengo que nunca llegué a ir por la pública, cosa de la cual agradezco, así como pedir cita en psicologia, para mi ansiedad, pues esta ha empeorado un poco.
Dentro de lo malo, no estoy molesta con un "mal diagnóstico", pues aun no sé si el tema de la infección es o no es, tengo que saber que salió en el cultivo de la orina, agradezco el trato de ambos doctores, pues siempre fueron muy tranquilos y nunca intentaron tener más razón que yo. Siempre partieron de la base que quién más conocía mi cuerpo, era yo, y esto es algo que valoro bastante. Lo que si me molesta es, que habría una mejor organización si cada persona hiciese su trabajo, pues en varias ocasiones pedí que me mirasen los goteros y pasaron de mi, no siendo casualidad, pues me llegaron a decir que lo harían, pero la enfermera pasó por delante y no hizo lo que dijo, aun habiendo ordenes que debían hacerlo, claro. Los sanitarios se iban pasando la pelota de unos a otros, haciendo que la gente se desesperara, hasta el punto de que los propios pacientes o acompañantes de estos, tuviésemos que avisar cada vez que llamaban a alguien para llevarlo a consulta... un caos, que no se trata de los pocos recursos que hay, si no de las pocas ganas de trabajar que habían.
Entiendo que es un trabajo duro el que se hace en sanidad, pero haberlo pensado mejor antes, hay una gran variedad de estudios y caminos. Este, es uno del cual la gente, depende del trato que se le de, el tiempo es primordial para muchos... y lo que vi ese día podría haber ocasionado muchos problemas, si no es que los causaron ya.
Esto es todo por hoy, espero que os haya gustado. A partir de este momento, el blog volverá a la normalidad. Si quieres apoyarme, te recomiendo leer toda la información que hay en la parte inferior del blog, dicho esto, nos vemos en el siguiente post.
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