CAPÍTULO 10 - DIENTES DE LEONA

     El enfermero finalizó el vendaje compresivo. Le pidió a Julia que probase a moverse, para ver si no le molestaba. La inspectora se movió y vio que la venda del torso no dificultaba su movimiento. Recogió los utensilios y le notificó que el doctor vendría para darle el diagnóstico. Julia iba a ponerse la camiseta manchada, sin embargo, notó una tela en su cara:

      -¿No irás a ponerte eso verdad? -dijo Carmen mientras se apoyaba en el marco de la puerta- ¿Cómo te encuentras?

Julia dejó la vieja camiseta a un lado y se puso la nueva. Aseguró que había estado mejor en otras ocasiones, pero que no podía quejarse. Carmen se sentó en una de las sillas y se cruzó de piernas, esperando a las explicaciones de su compañera:

       -Te pediría disculpas si lo sintiese de verdad -dijo mientras se quitaba los pantalones manchados- pero no aguantaba más sin poder hacer nada. 

Cogió el par nuevo, se los puso y se los abrochó. Antes de que Carmen pudiese decir nada, el doctor entró con un USB entre sus manos. Se sentó en su silla, pidiendo a Julia que hiciese lo mismo. Metió el dispositivo en el ordenador, tecleó en este, clicó un par de veces y giró la pantalla. El resultado de la misión personal de Julia, había sido un par de costillas rotas, con un poco de reposo, bastaría:

       -¿Más? -dijo Julia- se me va a quedar el culo cuadrado.

       -¿Quieres ser más seria? -preguntó Carmen- No está el horno para bollos.

       -Parece que no, pero es mi madre -dijo Julia observando al doctor-

El doctor ignoró las palabras y siguió explicando que es lo que debía hacer. Carmen suspiró y cerró sus ojos, apoyando la cabeza en la pared para descansar un poco. El especialista terminó de hablar y le pidió que se sentaran en la sala de espera, que en un par de minutos le daría el alta. Julia asintió y Carmen fue la primera en salir. No había casi lugar para sentarse, así que Julia fue la única en hacerlo:

         -Hazlo -ordenó la inspectora- dime todo lo que tengas que decir.

Carmen la miró, diciendo que tenía motivos suficientes como para echarle la bronca, pero no se sentía capaz, solo de pensar que gracias a eso, habían avanzado en otras investigaciones, así como que habían salvado a un montón de personas. Julia se interesó en saber cuáles eran los planes para ese club, a lo que Carmen respondió que ya sabría los detalles:

       -No podemos cantar victoria -añadió Carmen- ese zulo es un pequeño agujero en la madriguera. La mayoría de ratas aún están libres.

        -Y yo estoy fuera de poder meter mano -se quejó Julia-

          -No por mucho tiempo -interrumpió Yaron con su móvil entre las manos- atiende la llamada.

Cuando se lo puso en la oreja, escuchó que la comisaría la felicitaba. Como siempre, la inspectora hacia su trabajo, dentro o fuera, pero no le prometía que no asumiría las consecuencias:

      -Y a mucha honra -respondió Julia- era consciente desde el primer momento que pensé en hacer esto.

Se tranquilizó a escuchar aquello de la boca de la inspectora, así que sentía que podía confiar. Explicó que durante la madrugada, se había producido un homicidio. Una adolescente había asesinado a su pareja:

     -¿Qué tiene de especial el caso? -preguntó Julia-

    -Hay incongruencias en el interrogatorio de la joven -explicó- parece que dude sobre lo que ha hecho. 

Julia asintió, pero antes de que pudiera seguir con la conversación, su nombre apareció en pantalla, así que tuvo que colgar.

Carmen conducía con cuidado mientras Yaron descansaba. Julia observaba por la ventanilla, los primeros rayos de luz del dia. Su teléfono vibró y allí encontró las primeras imágenes de la escena del crimen. Tuvo un desagradable recuerdo. Le entraron arcadas y Carmen preocupada, paro el coche para que esta pudiese devolver con tranquilidad. Cuando terminó, pasó su mano por su boca y tomó aire:

       -¿Te encuentras bien? -preguntó Carmen detrás de ella- ¿Quieres que te llevemos a casa antes?

Vio a Carmen y a Yaron, que estaba apoyado en el coche mientras la miraba. Julia asintió y volvió al coche. Retomó las imágenes. Las paso una a una, las agrandó, observando cada palmo de la foto. 

Evitó la conversación con sus compañeras de casa, así que fue directamente a su habitación, pero Carmen le sabía mal, así que explicó la situación por encima:

        -Sabía que pasaría esto -dijo Julissa preocupada- 

     -No deberíamos haber dejado que se marchase -explicó Nadwa- cuando tengo un mal presentimiento, no me equivoco. 

Olya aseguró que no podían controlar a Julia, no era una niña pequeña. Carmen interrumpió la conversación, diciendo que debían marcharse, así que se despidió y les pidió que echaran un pequeño vistazo a Julia de vez en cuando, que descansará lo suficiente antes de volver al trabajo. Todas asintieron. 

La impresora imprimió el papel y Julia se lo arrebató. Lo puso a continuación de toda la información que ya tenía. Necesitaba honrar la memoria de Luna, así tenía que encontrar a cada miembro de ese club y tenía que encontrar la manera de interrogar a las chicas que salvó. Se sentó y tomó un respiro. Había vivido demasiadas experiencias, que le habían dado justo en su debilidad. Encogió sus piernas un las abrazo. Escucho como alguien llamaba a la puerta, se trataba de Elina, que quería saber si estaba bien y si había comido:

      -No te preocupes -dijo Julia- tomaré algo de camino cuando vaya a comisaría. 

Elina no respondió, solo se alejo de la puerta y bajo las escaleras, para reunirse con Adriana, que estaba tumbada en el sofa. Ella le hizo un pequeño sitio y se sentó junto a ella. A Adriana no le hacia falta preguntar, sabía la respuesta. Suspiro y dijo que Julia era así y que ahora lo sería más:

      -Pero ¿No te preocupa?  -dijo Elina- que se encierre en si misma no es bueno. 

       -No paro de pensar en ello, cada día que pasaba en su cuarto -respondió Adriana- pero esta pasando por un momento difícil, no podemos sacar con sacacorchos lo que siente. 

Elina suspiro y se quedó en silencio. Escucharon la puerta de la habitación de Julia y está bajo. Se había cambiado de ropa para ir a trabajar:

       -Antes de irme -dijo junto a la puerta- ¿Podríais preparar la habitación de la última planta? 

Comentarios

¡POSTS POPULARES!