CAPÍTULO 12 - DIENTES DE LEONA

      Nadwa extendió las cortinas. Abrió la ventana y se asomó, viendo todo desde una perspectiva que no tenía desde su habitación. Liu se encontraba barriendo la superficie de la habitación, parando en el medio. Nadwa se giró y se miraron:

       -Va a ser la inquilina con más suerte -dijo Liu- Quién pudiese pillar esta habitación.

         -Tendrá suerte hasta que tenga que compartirla -respondió Nadwa- hay dos camas... pero en si a quién quiero engañar, es super espaciosa.

Las dos se pusieron a fantasear, en cómo sería la decoración que pondrían. Nadwa salió de sus pensamientos, diciendo a Liu que la ayudase con la cama, que tenían que darle la vuelta y poner sábanas. Lo hicieron, con paciencia y cuidado. La cama había quedado perfecta, mejor que en un hotel. Liu quería poner toallas encima, como si se tratara de una habitación de esas que se alquilan para vacaciones, para hacer de la estancia algo más cómoda al principio. Nadwa chascó sus dedos, la bombilla se le había encendido. Tomó su teléfono y buscó como hacer un cisne. Tomó dos toallas del baño que había al lado de las escaleras. Al salir, entregó una a Liu y puso un tutorial, pero acabaron enredándose y arrugandolas:

       -Creo que nuestra inteligencia va mejor con otras cosas -respondió Liu- seguro que un niño chino lo haría mejor.

        -Cada vez estás más integrada en este país -soltó una carcajada Nadwa-

Liu dijo que olvidara sus palabras. Se alzó de la cama, acercándose al armario que había cerca. Cuando lo abrió, pudo ver que había ropa. Sacó cada prenda, de una en una y reconoció que algunas eran de Julia. Se las mostró a Nadwa, que se puso en pie para tomar algunas:

       -¿Crees que las seguirá queriendo? -preguntó Liu- Podríamos donarlas.

       -Voy a decirle a Mónica que suba una caja vacía -respondió Nadwa- espero que me escuche.

Los clickeos hacían eco por toda la casa, así como la rabia de Mónica, que lamentaba tener un equipo de pacotilla. Nadwa se dejó los pulmones, hasta que escuchó como esta estampaba los auriculares y le contestaba de malas maneras:

      -¡Aleluya y eso que no soy catolica! -gritó Nadwa- ¡Que subas una puñetera caja vacía!

Mónica retiró su silla gaming hacia atrás, para salir en búsqueda de alguna caja. Cuando la consiguió, subió para entregarla. Se lo agradecieron, pero rápidamente se arrepintieron cuando la vieron que se tiraba encima de la cama recién hecha. Mónica se encogió de hombros y puso sus manos detrás de la cabeza:

      -Puedes irte -renegó Liu- no tengo ganas de que deshagas toda la limpieza.

      -Habéis jodido mi partida -dijo Mónica- ojo por ojo, diente por diente.

Nadwa dijo que ya daba igual y se dedicaron a sacar toda la ropa, para ordenarla dentro de la caja. Cuando la cerraron, señalaron a Mónica para que la bajara, pero no le apetecía. Liu se acercó al otro armario, que al abrirlo, descubrió que estaba vacío:

      -Lo último que toca es sacarle el polvo a esa estantería -señaló al lado de la puerta del baño- y ya podremos decidir qué maratón de serie vemos esta noche.

Nadwa asintió y tomó un trapo que estaba extendido en la barandilla de la escalera. Se acercó y lo pasó por las baldas, hasta que entremedias de estas, que estaban vacías, pudo ver un lienzo. Retiró el mueble, haciendo un poco de ruido. Liu y Mónica le preguntaban que ocurría, pero cuando sacó el cuadro, se quedaron sorprendidas. La pintura representaba una mujer triste, con su cuerpo mutilado, sin pechos:

      -¡Qué chulada! -gritó Mónica- ¡Quedaría guapo en mi set-up!

   -Firmado por una tal Minerva -susurró Nadwa- será una artista poco reconocida.

La puerta de la entrada se escuchó. Olya preguntó si había alguien en casa y todas contestaron que estaba en la última planta. Subió las escaleras, de dos en dos y cuando se asomó por estas, le mostraron el cuadro:

      -Es algo perturbador -dijo Olya- ¿De dónde lo habeis sacado?

      -De aquí detrás -explicó Nadwa- supongo que esto también será de Julia.

A Olya le salió la vena detectivesca. Sacó el portátil de su mochila y se puso encima de la cama. Nadwa y Liu sintieron ganas de matar de repente, pero se relajaron al ver como se concentraba. Mónica, tras unos minutos, se impacientó y quiso saber si había encontrado algo, tiró del portátil y se lo puso encima de las piernas:

     -¡Que lo vas a romper! -se quejó Olya- ¡Estás mal de la cabeza!

Mónica clickó en un par de sitios, hasta que llegó a un párrafo, de un artículo que había sido digitalizado y que era de hace un par de décadas. Se quedó sin saber qué decir. Olya trató de arrebatarle el portátil y se puso a leer en voz alta:

     -¿Forma parte de la colección de la representación de auténticos asesinatos? -preguntó Nadwa-

    -Si esto puede ser una prueba -murmuró Liu- ¿Por qué tiene esto en su poder?

Todas se miraron entre sí, pero Mónica aseguró que tendría alguna explicación, recogió la pintura y bajó a su habitación para colgarla en su pared, junto a los posters de todos los animes que había visto. Se echó hacia atrás y se cruzó de brazos, diciendo que quedaba bastante bien. 


      El timbre sonó. Adriana saltó por encima del sofá y corrió a la puerta. Se trataba del repartidor. Le entregó el dinero y con todo entre sus manos, cerró la puerta con el pie. Puso todo encima de la mesa de café, repartiendolo para cada una y se sentó mientras tomaba su porción de pizza. Concepción miró la hora, diciendo que era raro que Julia no estuviese al caer, que había prometido estar a la hora de la cena. Mónica aseguró que dejaran un poco para Julia y que empezaran todas a comer, que tenía hambre. Nadwa tomó su refresco de naranja, abriendolo y pegando un sorbo, hasta que escuchó a Concepción preguntarle a Mónica de dónde había conseguido el nuevo cuadro. Nadwa casi expulsó todo el contenido de la boca, se limpió con una servilleta y todas se quedaron mirando. Liu le pidió que tuviera un poco de discreción con la expresión de su cara:

      -¿Por qué lo preguntas? -dijo Mónica todo tranquila- ¿Quieres un cuadro así?
      
     -Lo digo porque hasta que no lo quites, no me quedo a dormir contigo en esa habitación... -respondió Concepción- tiene un aura muy oscura, parece que la mujer te siga la mirada y te transporte una sensación depresiva que...

Sintió un escalofrío en la espalda. Elina empezó a burlarse, diciendo que ella era luego la dramática del grupo, pero que ella había visto el cuadro y no era para tanto, era de la temática que a Mónica le encantaba, le encantaba lo gore. Nadwa y Liu asintieron, mientras comían:

       -No he visto el cuadro -respondió Adriana- pero de seguro que no es para tanto.

Concepción le pidió que fuese a la habitación de su pareja. Mónica se quejó, pues tenía que darle permiso, pero Adriana pasó de hacerlo. Cuando abrió la puerta, observó la pintura mientras aun mantenía la mano en el pomo:

       -¿Perturbador o no? -preguntó Olya después de terminar su porción- ¿Sigues con ganas de querer comer?

Adriana respondió desde la habitación, asegurando que no era para tanto, ella había visto muchos cadáveres, algunos parecidos a esos, así que estaba curada de espanto. Volvió a bajar las escaleras y ocupó su lugar. Comieron en silencio hasta que Nadwa tomó el mando a distancia:

        -¿Stranger things o la Casa de Papel? -preguntó-

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