CAPÍTULO 18 - DIENTES DE LEONA

           La enfermera explicaba de camino a la consulta de la doctora a la cabeza de urgencias, que el señor Lisboa entró durante la madrugada en parada cardiorrespiratoria. Fue ella misma quien lo estabilizó y lo llevaron a una sala, para hacerle las pruebas pertinentes. Un electrocardiograma y análisis de sangre:

       -¿Cuales fueron los resultados? -se interesó Carmen que caminaba junto a Julia-

La mujer se echó a un lado, diciendo que eso se lo explicaría la doctora. Abrió la puerta y entraron en el interior, sentándose en las sillas. Esta se presentó como la doctora Rodríguez, estrechó las manos con ambas y mostró el resultado de la analitica. Intoxicación por cloruro de potasio:

       -¿Qué significa eso? -preguntó la inspectora-

       -Esta sustancia, en grandes cantidades, hace que el corazón lata lento o directamente se pare -respondió- 

Julia quiso saber cómo se podía administrar dicha sustancia. La doctora aseguró que era un componente que se utilizaba como conservante alimenticio, pero que sería difícil llegar hasta ese punto, así que alguien, durante el traslado a otra prisión, se lo tuvo que haber inyectado:

       -En este tipo de pacientes, también hacemos tests de drogas y nos fijamos en cualquier detalle, para descartar una sobredosis, pero no hubo señales de esto en sus brazos, lo que posiblemente hubiera sido inyectado en los dedos de alguno de sus pies.

Julia tenía entendido que esa sustancia era utilizada como una inyección letal, pero no entendía cómo había podido sobrevivir a todo el trayecto. La doctora aseguró que pudo haber sido inyectado momentos antes de llegar al hospital. Julia y Carmen se miraron entre sí, aquello daba la posibilidad de que algún funcionario estuviera de parte del señor Lisboa. Carmen se interesó en saber cómo pudo escapar y disfrazarse como un doctor, pasando desapercibido:

     -Dentro de las consultas no tenemos cámaras de seguridad, por la intimidad de los pacientes, pero desde ese día, uno de nuestros doctores anda desaparecido. 

Pidieron los datos del hombre y la mujer se los entregó. Se llamaba Lorenzo Freixa. Dijo que en la sala de cámaras de seguridad podían obtener la última grabación en la que fue vista.

El encargado de las cámaras, buscó en las cintas hasta que encontró el momento exacto. Entraron la camilla del señor Lisboa en la sala y poco después, Lorenzo entraba en la sala mientras leía los informes. Se encerró en la sala y avanzó la grabación, hasta el momento en el que el señor Lisboa salía. Julia le pidió que dejara que fluyese el archivo de vídeo, ya que quería fijarse en todos los detalles. Nadie entraba ni salía, nadie se preguntaba por el doctor, hasta que un sanitario entró para retirar la camilla. Carmen se fijó en algo, pidiendo que parase la grabación. Señaló en la pantalla, observando a Julia:

       -Fijate ahí -pidió Carmen- por debajo de la sabana... es una mano.

       -¡No puede ser! -dijo Julia- ¡Avise a la morgue!

El segurata le preguntó que debía decir y estas explicaron que iban para asegurarse de quienes eran los cadáveres no reclamados, ya que tenían una clara sospecha de que podría haber sido asesinado. Bajaron por las escaleras hasta llegar al sótano. Entraron en la sala, asustando al forense a cargo de la sala. Carmen le avisó a Julia de que no tenían orden, pero a la inspectora le dio igual. Abrió cada nevera, en busca de la supuesta víctima, sin embargo al abrirlas todas, no lo vio. Las dejó abiertas y el encargado se quejó, diciendo que era una irresponsabilidad dejarlo así. Salieron a fuera, a meditar sobre lo que podría haber ocurrido:

      -Si ha tenido aliados en prisión -declaró Carmen- ¿Por qué no tenerlos aquí?

Julia meditó, mientras veía como Carmen juntaba sus brazos, haciendo ver como si se pusiera en posición fetal. La inspectora chascó sus dedos, descubriendo que era esa la posición en la que debería encontrarse debajo de la camilla. Van en busca de una, que se la arrebataron a un enfermero, que se quejó al ver lo que hacían. Tomaron la sabana de otra camilla e hicieron la prueba. Fue Julia quien se puso en posición y Carmen trató de hacer una foto, en una perspectiva favorita. Cuando salió de ahí, se abalanzó sobre el dispositivo y miró la imagen. No había duda. Tomó su teléfono y avisó a Yaron para que se emitiese otra orden de búsqueda y captura.

Comentarios

¡POSTS POPULARES!