CAPÍTULO 2 - DIENTES DE LEONA

     Julia dejó una nota plegada encima de la mesa. Siempre avisaba de la misma forma, cuando durante las largas jornadas, debía madrugar. Sacó algunas cosas, para prepararlas y así compensar su ausencia. Se adentró en la cocina, cogió un par de bollos y cuando se volteó, vio a Concepción a un con las lagañas. Extendió sus brazos y bostezó, cuando abrió los ojos, vio a Julia y la saludó:

    -¿Qué haces a estas horas de la mañana? -preguntó Julia nada más pegar un mordisco- ¿No tienes clase hoy?

Concepción asintió, pero aseguró que tenía que programar contenido para su blog, que había estado toda la noche liada con la prueba de los productos, así como con la información de las caracteristicas. Sacó un par de naranjas del frutero, explicando que la epoca de examenes se acercaba, así que necesitaba dejarlo todo preparado para no perder dinero:

    -Bueno, yo creo que si probaras algunos antes de ir a clase, irias más relajada.

Concepción se rio mientras se acercaba al frutero a por un par de naranjas para hacerse un zumo. Julia le preguntó por su nueva relación, si llevaban bien la convivencia. Concepción se encogió de hombros, asegurando que todo era como siempre, ella con su blog, ella con su canal de videojuegos. La inspectora se quedó con esa afirmación y dijo que tambien estaba en un equipo de E-sports, pero con cierta duda:

    -Sí, pronto se presentan a un mini torneo de la comunidad de Madrid.

     -¿De qué juego? -arrugó el plastico del bollo- perdón por no acordarme, tengo demasiado trabajo.

     -Lo sabemos -replicó Concepción- No te preocupes, nosotras lo entendemos. Por cierto ¿Es hoy la rueda de prensa?

Julia se preguntó por qué lo sabía, pero ella misma llegó a la conclusión. Habló con Nadwa de ello. Queria recibir los consejos de una estudiante de periodismo. Suspiró y dijo que estaba algo preocupada:

    -No te preocupes, pasará rápido -dijo Concepción mientras le ponía la mano encima del hombro- verás como dentro de un par de meses, todo será como siempre ¿Vale?

Julia le agradeció aquellas palabras, mientras le dejaba paso para que Concepción pudiera poner el vaso que acababa de utilizar en el fregadero. Cuando dejó de echarle un poco de agua, cerró el grifo y aseguró que iría a dormir un par de horas antes de ir a clase. Se despidió y le volvió a desear suerte. Antes de subir por las escaleras, se giró hacia Julia y le preguntó si estaría a la hora de la cena. La inspectora aseguró que intentaría estar, pero que no prometía nada.

Fue la primera en llegar a la oficina. Encendió las luces, dejó su chaqueta en una percha y caminó hacia su mesa. Se sentó en la silla de oficina, acercandose a su ordenador. Quiso prender la pantalla, pero antes de que pudiera hacerlo, pudo ver que había un sobe apoyado por al lado de esta. Lo tomó y le dio la vuelta para ver si había algun tipo de información en el dorso. Estaba el nombre de la comisaría en el, así que tragó saliva. El contenido de la carta la heló. La decisión expresada sobre papel, era algo precipitada. Cesaba su comocidad. Entrelazó sus dedos y apoyó su barbilla encima, mirando la pantalla apagada. Escuchó el ruido de las puertas, se trataba del inspector Rivas. Ambos se saludaron mientras lo seguía con la mirada. Se acomodó en su puesto de trabajo, hasta que se quedó parado al ver algo encima de su mesa. Julia alzó su rostro. Pudo ver como Rivas tomaba un sobre como el que ella acababa de leer. Cuando lo abrió, pudo ver la cara de sorpresa en el inspector. Volvió a cerrar el sobre y explicó que deberian despedirse dentro de poco:

    -¿No te alegras? -preguntó al verla tan seria-

Asintió, mientras mostraba su carta y al verlo, aseguró que debería felicitarla tambien, pero no hubo ningún tipo de reacción. Habían estado en el mismo equipo durante años y eran como hermanos, entendía como se sentía. Quiso saber que puesto le habían ofrecido y Julia, explicó que le iba a suceder en su puesto. Riva se alegró, ya que confiaba en ella plenamente y le tranquilizaba saberlo:

     -No he tomado decisiones nunca -dijo Julia- siempre he ido a rebufo, no me veo capaz.

     -Para todo hay una primera vez ¿No?

Quiso responder, pero las carcajadas de Carmen en respuesta de las bromas de Yaron, interrumpieron la conversación. Ambos tenían una actitud acaramelada, que cesaron nada más presenciar a sus dos superiores. Se separaron y se fueron a sus respectivas mesas:

     -Esperad, antes que os pongais a hacer vuestras cosas -dijo Rivas- Necesito notificaros algo.

Mostró la carta, haciendo que los dos se quedaran sorprendidos. Cuando volvieron en si mismos, Yaron resopló. No se hacia la idea de que Rivas se marchase y Julia cubriese su puesto. Carmen le dio un codazo para que disimulara un poco, pero este aseguro que era broma, que se alegraba por ambos, pero que sentiría un poco de pena al ver como un colega se marchaba:

     -Quedaremos a tomar un café -aseguró Carmen- por los viejos tiempos.

Rivas explicó que en cuanto hiciese hueco, lo primero que haría sería quedar con ellos. El telefono de oficina de la mesa de Julia comenzó a sonar. Se trataba de la comisaria Tomé, que los esperaba a ambos para dar la rueda de prensa. 

La rueda de prensa cesó y se reunieron en el interior de la comisaría. Tomé pasó entre los oficiales, que la saludaban formalmente y se paró delante de Julia, mostrandole un manojo de llaves. La inspectora alargó su mano, tomandolas y mirando la información del llavero. Se trataba de la nueva oficina, ya que el sotano seria utilizado para expandir la sala de pruebas:

     -¿Sala de pruebas? -preguntó extrañada- aun quedan libres muchas baldas de las estanterías.

      -Este caso nos ha puesto en el punto de mira Julia. He recibido muchos expedientes de casos que se han reabierto y nos los han ofrecido. Sois un milagro, como un niño con un pan debajo del brazo.

Julia le preguntó si alguno de esos casos sería entregado a su equipo. Tomé se encogió de hombros, diciendo que aun debían ser asignados.

Con las cajas en mano, entraron en la nueva sala. Habían un par de mesas y un cubículo cerrado. Entró dentro de la pequeña habitación, viendo el que sería su nuevo despacho. Yaron y Carmen dejaron las cosas en sus respectivas mesas. Se acecaron y abrieron las cortinas, tragandose todo el polvo que había. Subieron las persanas y agradecieron los rayos de luz que entraron por estas:

    -Esto ya es otra cosa -dijo Carmen mientras cerraba los ojos y dejaba que le diera el sol en la cara- no tendré que ir a que me den algo de rayos uva en las largas temporadas de trabajo.

    -Lo único que no me gusta es que no tengamos ese comodo sofa para dormir -espetó Yaron- dormir en las sillas de oficina es incomodo.

    -¿Solo para dormir? -preguntó Carmen, mirandolo fijamente-

    -Y lo que surja -sonrió Yaron-

Los dos dejaron de mirarse, para seguir ordenando las cosas. Julia se encontraba en el interior, observando el lugar. Pasó la mano por encima de su la mesa, viendo como se marcaba el rastro. Aquello necesitaria una buena limpieza. Abrió las ventanas del despacho y se fijó que habían vistas al parking. Se apoyó en la ventana y perdió su mirada en esta. Escuchó dos toques en la puerta y se volteó:

    -¿Y Luna? -preguntó Carmen- Necesitaríamos su ayuda.

    -Era su día de descanso -respondió Julia- mañana se reincorporará. 

Carmen asintió y le pidió que echara una mano, ya que necesitaban estar operativos cuanto antes, había mucho trabajo por hacer.


  Nada más entrar en casa, escuchó un bullicio en la cocina. Liu estaba maldiciendo en su propia lengua a Mónica, ya que había preparado la cena pero esta se había emperrado en pedir pizza a domicilio. Elina y Adriana estaban sentadas en la mesa, escuchando la discusión mientras se miraban y negaban con la cabeza. Julia dejó su mochila encima de la mesa, el ruido llamó la atención de todas, que se voltearon sorprendidas de verla:

    -¡Quién te ha visto y quién te ve! -dijo Mónica en un tono sarcastico- no he pedido pizza para ti, me alegro mucho de verte, pero no pensaba en ti.

     -No te preocupes, estoy acostumbrada -dijo Julia- tomaré un poco de lo que ha hecho Liu ¿Ha llegado Nadwa?

Julissa desde el sofá explicó que se había quedado a estudiar en la biblioteca. Tenía que terminar un trabajo junto a unas compañeras. Se interesó por el resto, a lo que respondió Elina:

     -Olya esta diseñando sus proximos trabajos para el estudio de tatuajes y Concepción... escuchando los gemidos, estará probando otro de sus juguetes sexuales para una review.

      -Un día de estos me confunde con una muñeca hinchable -se quejó Mónica- llevamos sin hacer nada desde la semana pasada.

Adriana la observó, asegurando que le encantaría estar en su situación, a lo que Mónica la miró, con cara de asesina:

    -Me refiero al hecho de follar, no me gusta concepción -explicó Adriana- por ahora y por desgracia, sigo siendo hetero.

Todas empezaron a reirse, mientras Julia no podía aguantarse la risa, ya que a ella tambien se le podía incluir en ese pack. Recogió sus pertenencias y dijo que iría a su cuarto a cambiarse. Subió a la primera planta, y antes de meterse en su habitación, se fijó en la otra, que estaba cerrada. Suspiró y entró en la suya. Todo estaba desastrado, se fijó en el suelo, que habían un par de fotografias de un caso por el suelo. Las recogió, dejandolas encima del escritorio. Se quitó la ropa y la tiró en el cesto de la ropa sucia. Con el torso desnudo, decidió acercarse a un cajón para sacar una camisa XXL, de las que utilizaba de pijama, para acomodarse. Se sentó en la cama y decidió tener un momento de tranquilidad. Tomó su mochila y sacó su movil para llamar a Luna. Dio tonos hasta que saltó el contestador. Volvió a probar, sin embargo no hubo suerte. Supuso que estaría con algunos amigos cenando y de ahí a que no contestase, era su día libre. Le mandó un mensaje para pedir que cuando estuviera disponible, la llamase. Tiró el movil entre los cojines de su cama y se levantó para salir.

Cada una se servía de la comida que había en medio. En un lado había una gran fuente de tallarines a la cantonesa, así como pizzas de distintos sabores. Nadwa, tras estirar su porción de pizza para cortar el queso y terminar de masticar, decidió preguntarle a Julia por como le había ido la rueda de prensa:

    -Me sentía como un trozo de carne sangriento en medio de un banco de pirañas -respondió Julia- a la minima que decia, podía notar a esos periodistas analizando y las tecleando de sus ordenadores. Era algo incomodo. 

Olya aseguró que ella vio la rueda de prensa en directo. La estaban echando en un programa de televisión que tenían puesto en el estudio. Comentaba todos los detalles con un cliente que estaba siendo tatuado. Aseguró que estaba sorprendida de lo muy bien que hablaban de Julia:

    -¿Y por qué no iban a hablar bien de ella? -respondió Liu- 

    -No lo decía en ese sentido, si no que hablaban de Julia como si no fuese nuestra Julia, una persona distinta, alguien ajeno a ellas.

Elina dijo que era algo normal, ya que no convivían con ella, que ellas conocían a la inspectora que se levantaba por la mañana con la baba colgando a un del labio:

    -Podríamos vender la exclusiva a alguna revista del corazón -bromeó Mónica- nos forrariamos y nos independizariamos todas ¿Qué me decís?

    -Que deberias comer con la boca cerrada -la regañó Julia- que para 18 años que tienes, parece que aun no tengas ni 5.

Todas empezaron a reirse. Julia fue la que más tarde se unió a las carcajada. Se quedaron en silencio, para seguir disfrutando de la cena y de repente, se escuchó un movil. Sonaba bastante lejano, todas se tocaron los bolsillos, diciendo que no era el de ellas. Se paró, pero al segundo volvió a sonar. La inspectora se acordó de que lo había dejado en la habitación. Se disculpó un momento y salió corriendo escaleras arriba. Vio que se trataba Luna, descolgó de milagro. Unas sirenas de ambulancias y policia se escuchaba de fondo. La voz de un hombre, hablando con otros, así como gente correr de un lado para otro mientras sonaba el silbato de un policia que controlaba el trafico. Julia se tapó un oído y nombró el nombre de Luna, para llamar la atención de la persona que estaba al otro lado. Este reaccionó:

    -¿Es usted la señorita Julia? -respondió una voz masculina- le llamo de urgencia ¿Tiene un momento?

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