CAP脥TULO 21 - DIENTES DE LEONA 馃
Nadwa se enfad贸 al ver su port谩til cambiado de sitio. Se quej贸, gritando para que la escucharan, pero escuch贸 negativas y alg煤n que otro portazo. Suspir贸 y lo puso debajo de su brazo, con la intenci贸n de ir a su cuarto y preparar su mochila para ir a clase. Cuando pas贸 por el segundo piso, vio que Olya y Concepci贸n ten铆an una conversaci贸n seria. Olya se dio cuenta, as铆 que se levant贸 para cerrar la puerta. Se qued贸 sorprendida, ya que no entend铆a a que ven铆a tanto secretismo. Subi贸 al siguiente, asom谩ndose por la puerta de M贸nica, que ya estaba jugando, mientras com铆a palomitas. Frunci贸 su ce帽o y golpe贸 la puerta para que se diese cuenta de su presencia, pero esta segu铆a concentrada. Nadwa se acerc贸, le quit贸 los auriculares y le pregunt贸 si hab铆a desayunado:
-Hace un par de horas -se meti贸 un pu帽ado en la boca- ¿Por qu茅?
-¡Primero mastica joder! ¡Es de mal gusto!
M贸nica le pidi贸 que no la marease y que se fuese a sus clases. Fue a salir, pero de repente fue abordada por Julissa y Liu, que se metieron, haciendo que M贸nica se incomodara y diera pausa. Entornaron la puerta y dijeron que era importante, que no pod铆an perder mucho tiempo, ya que deb铆an ir tambi茅n a sus respectivas clases:
-¿Qu茅 quer茅is? -se cruz贸 de brazos mientras echaba la silla hacia atr谩s-
Se miraron entre s铆 y observaron a sus compa帽eras. Pronto iba a ser el cumplea帽os de Adriana, en un par de d铆as, quer铆an darle una sorpresa. Nadwa asinti贸, pero no ten铆a dinero suficiente como para aportar al regalo, pero ellas aseguraron que no iban a comprar nada, que lo iban a hacer entre todas. M贸nica suspir贸, poniendo sus piernas encima de la mesa y asegurando que eso le daba mucha pereza, que si pod铆a pasar de participar en eso, pero Liu asegur贸 que no pod铆a, que tendr铆a que participar:
-¿Y qui茅n me obliga? -pregunt贸 ella mir谩ndola- ¿T煤?
Julissa le dijo que si no lo hac铆a, Julia se plantear铆a seguir dando alg煤n que otro capricho. M贸nica empez贸 a re铆rse, diciendo que ganaba su propio dinero, que no estaba preocupada en absoluto. Nadwa ley贸 entre l铆neas y supo de la situaci贸n enseguida, les pidi贸 que fuesen a su habitaci贸n, pero nada m谩s salir, Liu explic贸 que solo era contar eso, que deb铆a irse ya. Pas贸 entremedias y le desearon suerte. Nadwa mir贸 a Julissa, como si hablasen con los ojos y esta asinti贸:
-Si me das un par de minutos, podemos ir caminando a clase -explic贸 Julissa- ¿Te parece?
Nadwa asinti贸. Entr贸 para coger su mochila y sali贸, esperando junto a su puerta. Escuch贸 como alguien bajaba y vio que era Pino. Se interes贸 por saber a donde iba y esta le dijo que deb铆a volver a comisar铆a, a hablar de un par de detalles de todo lo que sucedi贸. Suspir贸, harta de la situaci贸n. Nadwa dese贸 que todo pasara rapido y esta se lo agradeci贸. Sigui贸 bajando y escuch贸 como se reun铆a con Julia, que le explicaba que Carmen estaba esperando en el coche. Julissa se reuni贸 con ella, con el pelo suelto, aunque ondulado. Nadwa se qued贸 mirando y quiso saber si hab铆a conocido a alguien. Julissa se lo toc贸, diciendo que era hora de estar orgullosa de su pelo afro, que ya no lo quer铆a ocultar ni da帽ar m谩s:
-Alg煤n d铆a deber铆a hacer eso -respondi贸 Nadwa- me ahorrar铆a un buen dinero en ropa, siempre pido por internet miles de hijabs, de distintos colores, no se como puedo pagar mis gastos.
Julissa comenz贸 a re铆rse, mientras bajaba los escalones. Llegaron al sal贸n y abrieron la puerta. Nada m谩s cerrarla, Julissa se asegur贸 de alejarse y cuando eso ocurri贸, se par贸 para decirle que las hab铆a escuchado discutir:
-¿Conce y M贸nica? ¿Otra vez?
-Por eso estaba tan a la defensiva -murmur贸 Nadwa- y Conce ha vuelto a los brazos de Olya.
Julissa empez贸 a caminar de nuevo, asegurando que la rusa no hab铆a sido tonte esa vez, que hab铆a mantenido la distancia, como amiga. Nadwa neg贸 con la cabeza, no estaba tan segura de eso:
-Cuando he pasado por delante, Olya ha cerrado la puerta.
Julissa suspir贸. Volv铆a la tormenta. El amor parec铆a que era una cosa de necias. Nadwa asegur贸 que deber铆an hablar con Julia, que era mejor adulta que ellas. La responsabilidad le hab铆a otorgado experiencia y por lo tanto, sabidur铆a. Era una buena idea, pero parec铆a bastante ocupada recientemente, as铆 que no era muy inteligente meterla en problemas de "adolescentes":
-Eso se nos acab贸 hace un par de a帽os -murmur贸 Nadwa- y m谩s con nuestras vidas, lo sabes de sobra.
-Aqu铆 estamos en nuestra segunda adolescencia -se quej贸 Julissa- podemos enfrentarnos a problemas, "menos reales".
Nadwa supuso que si. Cruzaron una calle y se dieron cuenta de que estaban a punto de llegar a la universidad, as铆 que decidieron parar en una cafeter铆a, para aprovechar el tiempo que les quedaba.
Pino lleg贸 a la casa. Casi todas se hab铆an ido ya. No hab铆a desayunado, as铆 que se acerc贸 a la cocina a tomar algo. Sac贸 un batido de chocolate de la nevera y se sent贸 sobre la barra para empezar a beberlo. En su mente aun estaba la propuesta de Julia. Que dijese la verdad. Suspir贸 y no encontraba la forma de c贸mo hacerlo, porque era improbable que la creyesen. Rode贸 el bote de pl谩stico, lo intent贸 aplastar un poco, pero escuch贸 que alguien bajaba por las escaleras. Se trataba de Adriana, que se acerc贸 a la nevera a cogerse algo:
-¿C贸mo ha ido? -pregunt贸 mientras sacaba un pl谩tano-
La adolescente le explic贸 que la inspectora le hab铆a hecho un poco de presi贸n. Adriana sonri贸, asegurando que era una mujer muy terca, y m谩s cuando descubr铆a la verdad. Pino sinti贸 un escalofr铆o:
-Que no te averg眉ence contarlo todo -a帽adi贸 Adriana- todas hemos pasado por situaciones similares, ella est谩 para ayudar, gracias a dios, bueno, supongo que a 茅l, si eres creyente.
-Ojal谩 existiese algo que me salvase el culo -peg贸 el 煤ltimo trago- tengo que ir a hacer cosas.
Subi贸 de dos en dos las escaleras y al llegar a la 煤ltima planta, se puso buscar algo con lo que escribir. Abri贸 una de sus mochilas, sacando un antiguo cuaderno. Se sent贸 en una de las camas y comenz贸 a escribir, con dificultad, todo lo que ocurri贸 y recordaba. No solo lo ocurrido en la escena del crimen, si no toda la situaci贸n que ocurri贸 con anterioridad, suscitando as铆 el homicidio. Llenaba una p谩gina, la le铆a y se cabreaba, no hab铆a forma de expresarse bien, as铆 que la arrancaba y la lanzaba a un peque帽o cubo de basura. En uno de esos lanzamientos, rebot贸 en uno de los cantos y sali贸 disparado hacia el hueco de la escalera. No le dio mayor importancia, hasta que vio que el pedazo de papel estaba entre las manos de ella, apunto de ser desenrollado. Se lanz贸 a por ella, sin bajar por las escaleras, solo atravesando con su brazo los barrotes, para agarrar su mu帽eca. Los ojos de Pino estaban inyectados en sangre, algo que hizo que Adriana sintiese un poco de miedo.
Julissa vi贸 a Olya sentada en la biblioteca de la universidad. No hab铆a nadie cerca de ella, as铆 que aprovech贸 para sentarse. Quer铆a saber que hacia all铆, si ella no asist铆a. Cuando se percat贸 de su presencia, cerr贸 el libro y dijo que estaba planteando volver el pr贸ximo a帽o, pero no consegu铆a enga帽arla con eso. Suspir贸:
-Mira que quiero mucho a Concepci贸n, pero eres una completa imbecil -le dijo Julissa- ¿Cuanto te va a durar esto? ¿Un par de semanas hasta que vuelvan?
Olya no quer铆a hablar del tema. Cogi贸 el libro y se lo entreg贸, diciendo que se encargara ella. Sali贸 al exterior y camin贸 por el pasillo, hasta que Julissa la abord贸 de nuevo:
-No huyas, hablemos ahora, porque luego no quiero volver a poner mi hombro, por un error que no paras de cometer, una y otra vez.
-¿Y si esta vez es la definitiva? -pregunt贸 Olya- ¿No tengo derecho a ser feliz?
Julissa asinti贸, pero feliz con una persona que tenga las cosas claras en el amor. Para Concepci贸n el sexo era como su profesi贸n, hab铆a veces que lo hac铆a sin sentir ganas de verdad. Olya se molest贸 al sentir que la estaba comparando con un juguete sexual:
-Si te molesta, ser谩 por algo ¿No crees?
Concepci贸n giro por el pasillo, dirigi茅ndose hacia la biblioteca. Al ver a Julissa, se acerc贸 con una enorme sonrisa, pero cuando m谩s cerca estaba, m谩s supo lo que estaba ocurriendo. Se qued贸 al lado de Olya, cabizbaja, sin saber qu茅 decir:
-Luego quedamos en la cafeter铆a -respondi贸 Julissa- se lo propondr茅 tambi茅n a Nadwa. Espero que vengais.
Se subi贸 la mochila a la espalda y camin贸, pasando por al lado de ambas. Concepci贸n mir贸 a Olya, quer铆a conversar sobre lo ocurrido, pero Olya neg贸 con la cabeza, ya hab铆a faltado lo suficiente al curro, tendr铆a que echar la tarde noche.
Se miraron entre s铆 y observaron a sus compa帽eras. Pronto iba a ser el cumplea帽os de Adriana, en un par de d铆as, quer铆an darle una sorpresa. Nadwa asinti贸, pero no ten铆a dinero suficiente como para aportar al regalo, pero ellas aseguraron que no iban a comprar nada, que lo iban a hacer entre todas. M贸nica suspir贸, poniendo sus piernas encima de la mesa y asegurando que eso le daba mucha pereza, que si pod铆a pasar de participar en eso, pero Liu asegur贸 que no pod铆a, que tendr铆a que participar:
-¿Y qui茅n me obliga? -pregunt贸 ella mir谩ndola- ¿T煤?
Julissa le dijo que si no lo hac铆a, Julia se plantear铆a seguir dando alg煤n que otro capricho. M贸nica empez贸 a re铆rse, diciendo que ganaba su propio dinero, que no estaba preocupada en absoluto. Nadwa ley贸 entre l铆neas y supo de la situaci贸n enseguida, les pidi贸 que fuesen a su habitaci贸n, pero nada m谩s salir, Liu explic贸 que solo era contar eso, que deb铆a irse ya. Pas贸 entremedias y le desearon suerte. Nadwa mir贸 a Julissa, como si hablasen con los ojos y esta asinti贸:
-Si me das un par de minutos, podemos ir caminando a clase -explic贸 Julissa- ¿Te parece?
Nadwa asinti贸. Entr贸 para coger su mochila y sali贸, esperando junto a su puerta. Escuch贸 como alguien bajaba y vio que era Pino. Se interes贸 por saber a donde iba y esta le dijo que deb铆a volver a comisar铆a, a hablar de un par de detalles de todo lo que sucedi贸. Suspir贸, harta de la situaci贸n. Nadwa dese贸 que todo pasara rapido y esta se lo agradeci贸. Sigui贸 bajando y escuch贸 como se reun铆a con Julia, que le explicaba que Carmen estaba esperando en el coche. Julissa se reuni贸 con ella, con el pelo suelto, aunque ondulado. Nadwa se qued贸 mirando y quiso saber si hab铆a conocido a alguien. Julissa se lo toc贸, diciendo que era hora de estar orgullosa de su pelo afro, que ya no lo quer铆a ocultar ni da帽ar m谩s:
-Alg煤n d铆a deber铆a hacer eso -respondi贸 Nadwa- me ahorrar铆a un buen dinero en ropa, siempre pido por internet miles de hijabs, de distintos colores, no se como puedo pagar mis gastos.
Julissa comenz贸 a re铆rse, mientras bajaba los escalones. Llegaron al sal贸n y abrieron la puerta. Nada m谩s cerrarla, Julissa se asegur贸 de alejarse y cuando eso ocurri贸, se par贸 para decirle que las hab铆a escuchado discutir:
-¿Conce y M贸nica? ¿Otra vez?
-Por eso estaba tan a la defensiva -murmur贸 Nadwa- y Conce ha vuelto a los brazos de Olya.
Julissa empez贸 a caminar de nuevo, asegurando que la rusa no hab铆a sido tonte esa vez, que hab铆a mantenido la distancia, como amiga. Nadwa neg贸 con la cabeza, no estaba tan segura de eso:
-Cuando he pasado por delante, Olya ha cerrado la puerta.
Julissa suspir贸. Volv铆a la tormenta. El amor parec铆a que era una cosa de necias. Nadwa asegur贸 que deber铆an hablar con Julia, que era mejor adulta que ellas. La responsabilidad le hab铆a otorgado experiencia y por lo tanto, sabidur铆a. Era una buena idea, pero parec铆a bastante ocupada recientemente, as铆 que no era muy inteligente meterla en problemas de "adolescentes":
-Eso se nos acab贸 hace un par de a帽os -murmur贸 Nadwa- y m谩s con nuestras vidas, lo sabes de sobra.
-Aqu铆 estamos en nuestra segunda adolescencia -se quej贸 Julissa- podemos enfrentarnos a problemas, "menos reales".
Nadwa supuso que si. Cruzaron una calle y se dieron cuenta de que estaban a punto de llegar a la universidad, as铆 que decidieron parar en una cafeter铆a, para aprovechar el tiempo que les quedaba.
Pino lleg贸 a la casa. Casi todas se hab铆an ido ya. No hab铆a desayunado, as铆 que se acerc贸 a la cocina a tomar algo. Sac贸 un batido de chocolate de la nevera y se sent贸 sobre la barra para empezar a beberlo. En su mente aun estaba la propuesta de Julia. Que dijese la verdad. Suspir贸 y no encontraba la forma de c贸mo hacerlo, porque era improbable que la creyesen. Rode贸 el bote de pl谩stico, lo intent贸 aplastar un poco, pero escuch贸 que alguien bajaba por las escaleras. Se trataba de Adriana, que se acerc贸 a la nevera a cogerse algo:
-¿C贸mo ha ido? -pregunt贸 mientras sacaba un pl谩tano-
La adolescente le explic贸 que la inspectora le hab铆a hecho un poco de presi贸n. Adriana sonri贸, asegurando que era una mujer muy terca, y m谩s cuando descubr铆a la verdad. Pino sinti贸 un escalofr铆o:
-Que no te averg眉ence contarlo todo -a帽adi贸 Adriana- todas hemos pasado por situaciones similares, ella est谩 para ayudar, gracias a dios, bueno, supongo que a 茅l, si eres creyente.
-Ojal谩 existiese algo que me salvase el culo -peg贸 el 煤ltimo trago- tengo que ir a hacer cosas.
Subi贸 de dos en dos las escaleras y al llegar a la 煤ltima planta, se puso buscar algo con lo que escribir. Abri贸 una de sus mochilas, sacando un antiguo cuaderno. Se sent贸 en una de las camas y comenz贸 a escribir, con dificultad, todo lo que ocurri贸 y recordaba. No solo lo ocurrido en la escena del crimen, si no toda la situaci贸n que ocurri贸 con anterioridad, suscitando as铆 el homicidio. Llenaba una p谩gina, la le铆a y se cabreaba, no hab铆a forma de expresarse bien, as铆 que la arrancaba y la lanzaba a un peque帽o cubo de basura. En uno de esos lanzamientos, rebot贸 en uno de los cantos y sali贸 disparado hacia el hueco de la escalera. No le dio mayor importancia, hasta que vio que el pedazo de papel estaba entre las manos de ella, apunto de ser desenrollado. Se lanz贸 a por ella, sin bajar por las escaleras, solo atravesando con su brazo los barrotes, para agarrar su mu帽eca. Los ojos de Pino estaban inyectados en sangre, algo que hizo que Adriana sintiese un poco de miedo.
Julissa vi贸 a Olya sentada en la biblioteca de la universidad. No hab铆a nadie cerca de ella, as铆 que aprovech贸 para sentarse. Quer铆a saber que hacia all铆, si ella no asist铆a. Cuando se percat贸 de su presencia, cerr贸 el libro y dijo que estaba planteando volver el pr贸ximo a帽o, pero no consegu铆a enga帽arla con eso. Suspir贸:
-Mira que quiero mucho a Concepci贸n, pero eres una completa imbecil -le dijo Julissa- ¿Cuanto te va a durar esto? ¿Un par de semanas hasta que vuelvan?
Olya no quer铆a hablar del tema. Cogi贸 el libro y se lo entreg贸, diciendo que se encargara ella. Sali贸 al exterior y camin贸 por el pasillo, hasta que Julissa la abord贸 de nuevo:
-No huyas, hablemos ahora, porque luego no quiero volver a poner mi hombro, por un error que no paras de cometer, una y otra vez.
-¿Y si esta vez es la definitiva? -pregunt贸 Olya- ¿No tengo derecho a ser feliz?
Julissa asinti贸, pero feliz con una persona que tenga las cosas claras en el amor. Para Concepci贸n el sexo era como su profesi贸n, hab铆a veces que lo hac铆a sin sentir ganas de verdad. Olya se molest贸 al sentir que la estaba comparando con un juguete sexual:
-Si te molesta, ser谩 por algo ¿No crees?
Concepci贸n giro por el pasillo, dirigi茅ndose hacia la biblioteca. Al ver a Julissa, se acerc贸 con una enorme sonrisa, pero cuando m谩s cerca estaba, m谩s supo lo que estaba ocurriendo. Se qued贸 al lado de Olya, cabizbaja, sin saber qu茅 decir:
-Luego quedamos en la cafeter铆a -respondi贸 Julissa- se lo propondr茅 tambi茅n a Nadwa. Espero que vengais.
Se subi贸 la mochila a la espalda y camin贸, pasando por al lado de ambas. Concepci贸n mir贸 a Olya, quer铆a conversar sobre lo ocurrido, pero Olya neg贸 con la cabeza, ya hab铆a faltado lo suficiente al curro, tendr铆a que echar la tarde noche.
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