CAPÍTULO 3 - DIENTES DE LEONA
Paró la moto en la cuneta, se sacó el casco y decidió sacar el teléfono móvil. Tenía un par de llamadas, también unos cuantos mensajes sin contestar, pero necesitaba uno en concreto. Al encontrarlo, lo contestó y nada más hacerlo, decidió guardarlo. Alzó su rostro, para mirar hacia todos los lados posibles. Suspiró y se puso el casco de nuevo. Encendió el motor y de nuevo se puso de nuevo en circulación. Se puso una mano en el pecho, para asegurarse que todo estuviese en su sitio, ya que no debía perderlo. Su chaqueta de cuero estaba bien ajustada, así que no deberia haber ningun problema. Notó una luz por el costado, giró su rostro y vio a un coche que se le echaba encima.
Había comenzado a llover. Los forenses se dieron prisa en proteger el cadáver de Luna. No parecía un incidente ocurrido entre dos vehículos, era todo un amasijo de hierros. Julia se encontraba delante de la escena del crimen, a unos pasos de estos, detrás del cordón de seguridad. Escuchó los pasos de Yaron sobre el agua almacenada de la calzada, puso su mano encima del hombro de esta, apretando con ligereza, para que esta se sintiese reconfortarla. La inspectora le miró, dedicándole una sonrisa. Volvió a mirar al frente y se perdió en sus pensamientos:
-¿Han dicho algo? -preguntó Yaron- ¿De cómo pudo pasar todo?
-Es fácil saber lo ocurrido -respondió ella- lo que no entiendo es por qué llevaba una moto que no era la suya.
Yaron asintió, preocupado por ese detalle. Se acercó y le susurró, explicandole que Carmen se había acercado a las oficinas de la comisaría, Julia alzó su ceja y le preguntó el por qué:
Yaron asintió, preocupado por ese detalle. Se acercó y le susurró, explicandole que Carmen se había acercado a las oficinas de la comisaría, Julia alzó su ceja y le preguntó el por qué:
-¿Recuerdas que tenía un cajón bajo llave? -siguió hablando en voz baja- antes de venir aquí, ambos comentamos la razón por qué estaba abierto, no debía estarlo, ya que no debía estar trabajando.
-¿Por qué no me lo dijisteis antes? -se extrañó Julia-
-¿Por qué no me lo dijisteis antes? -se extrañó Julia-
Yaron se quedó mudo, como si de un momento para otro no supiese hablar. Julia entendió la situación. Suspiró y tomó su teléfono, marcó el número de Carmen. Dio dos tonos hasta que escuchó como ella contestaba. Se sorbió los mocos y empezó a lamentarse. Julia le aseguró que no tenía nada por lo cual pedir perdón, que no era su culpa:
-¿Crees que haya sido un accidente? -dijo Carmen apunto de romper a llorar-
-No quiero precipitarme, pero... no es su moto, no suele recorrer esta zona en fuera de servicio... -empezó a enumerar las cosas mientras se hacía un nudo en su garganta- no ha podido serlo.
Yaron escuchaba la conversación. Todo apuntaba a que había sido precipitado. Levantó su rostro, fijándose en el halo de luz rodeado de agua de la farola. Se fijó en un detalle. Comenzó a golpear el hombro de Julia, señalando en la dirección, esta dejo de hablar con Carmen, para mirar donde le pedía Yaron:
-Ahora te llamo -dijo mientras le colgaba- ¿Es lo que yo creo?
Yaron asintió. Pasó por debajo del cordón de seguridad, acercándose a los forenses. Enseñó su placa y se puso a platicar, explicando si podría acceder a esas cámaras luego de que su equipo las analizase. Los dos muchachos, se miraron entre sí, asegurando que todo se entregaría nada más ser estudiado.
-Ahora te llamo -dijo mientras le colgaba- ¿Es lo que yo creo?
Yaron asintió. Pasó por debajo del cordón de seguridad, acercándose a los forenses. Enseñó su placa y se puso a platicar, explicando si podría acceder a esas cámaras luego de que su equipo las analizase. Los dos muchachos, se miraron entre sí, asegurando que todo se entregaría nada más ser estudiado.
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