CAPÍTULO 1 - DIENTES DE LEONA

Julia sontenía el café, mientras estaba sentada en el sofá de la oficina. Lo tomaba entre sus manos, tratando de calentarse. Estaba aun bajo los efectos de la hipotermia. Recordaba cuando los perros se pararon en un punto en concreto, miraron a sus dueños y ladraron un par de veces, para luego olisquear encima de la nieve. De correr, como si estuviese huyendo de algo, de la muerte, de la vida de la niña, que se esfumaba e iba a contrarreloj. De recoger el cuerpo inerte entre sus manos, mientras el vao que emanaba de cansancio, acariciaba el rostro de la menor. La declaración de los padres entre los padres, cansados de seguir mintiendo, habían sido ellos tras un accidente domestico. Asustados de no ser españoles, enterraron su cuerpo. Aun faltaba una autopsia, sin embargo, todo determinaba que ellos ahora sí que estaban diciendo la verdad. Luna, su compañera de equipo, estaba preocupada por su estado. Ella tambien tomaba café, pero con la diferencia de que era con leche, eran como el ying y el yang. Sentada en su propia mesa, la observó y suspiró, no podía dejar que Julia estuviese enfrascada en sus propios pensamientos, que solo la llevaban a la desesperación:

    -Julia ¿Puedes mirarme? -Dijo mientras dejaba su taza a un lado- hazlo por favor, quiero hablar contigo.

Julia reaccionó, sintiendo que había perdido la noción del tiempo. Cerró los ojos por un momento y puso sus dedos sobre sus propios parpados. Se notaba muy cansada y aun le quedaba una larga madrugada de trabajo. Luna, al ver que esta no le hacía caso, saltó de la mesa y se acercó a ella. Se agachó, tomando una de sus manos y la besó con ternura:

    -Hicimos lo que pudimos, estaba muerta desde el minuto uno, nos engañaron. No es culpa tuya, ni mía, solo de esos padres que no sabían que hacer en esa situación. Su incompetencia nos trajo aquí, el caso ya está cerrado.

Julia no sentía fuerzas para mostrar cariño, solo podía sentirse reflejada en aquella niña que tomó en sus brazos. Volvió a perderse en sus pensamientos. Luna llevó sus manos hacia las mejillas de esta, obligando a salir de ese estado, a mirarla. Julia aseguró que intentaba dejar de lado ese culpa que sentía, que era una lucha complicada y sentía que la estaba defraudando:

     -Nunca lo has hecho -murmuró Luna- Entré en ese frío corazón, para quedarme, pero en tu mente ya no lo puedo hacer, es tu espacio, tu propio lugar, tienes que saber ordenarlo tú misma, por ello no te exijo más de lo que debería hacer.

Julia sonrió y miró al suelo mientras dejaba de pensar en un momento. Volvió a observarla, le agradeció por siempre estar a su lado:

     -¿Cuantas veces vas a agradecermelo? Tú sacas tambien lo mejor de mí.

Las dos se abrazaron, momento en el que Julia aprovechó para darle un beso. Luna se sorprendió, separandola con cuidado. Pidió que respetara que ambas estaban en el trabajo y Julia puso sus ojos en blanco. Asintió y dijo que entendía la situación, pero que no podían seguir escondiendose, que eran pareja desde hace unos meses, que la gente debería empezar a saberlo, si querían avanzar en su relación:

     -Entiendo y lo comprendo -dijo Luna- pero esta relación puede afectarnos a la hora de nuestro trabajo, de como nos ven otras personas ¿Comprendes?

Suspiró y acató aquellas palabras, como si fuese una orden. Se levantó del sofá y metió las manos dentro de sus bolsillos. Antes de caminar hacia su mesa de trabajo, le preguntó cuando podrían verse, de una forma más intima, a lo que Luna contestó:

    -En nuestra hora de descanso, cuando todos esten tomandose el café -respondió ella- pero no te acostumbres a ello, no podemos perder mucho tiempo.

Cada una se fue a su mesa. Luna tomó un par de dossiers, cerró el cajón con llave y aseguró que luego se verían. Julia se despidió de ella y se sentó en su silla de oficina. Antes de que se cerrara la puerta, Yaron metió el pie para que no lo hiciese. Se dio la vuelta y empujó con su culo, para poder entrar. Este tenía las manos ocupadas con un manojo de cafés. Vio que Julia estaba allí, así que se dio prisa en ofrecerle uno:

    -Gracias, lo voy a necesitar -dijo mientras ojeaba por encima el dossier del caso que acababan de cerrar- ¿Qué tal tu jornada?

     -Mucho trabajo por delante -dejó los cafés encima de su propia mesa- tengo que buscar información de muchas personas de los casos que tenemos entre manos.

Julia le agradeció por su trabajo y miró todas las carpetas cerradas. No podía imaginar que de tragedias como aquellas, se ganaba la vida y le hacian ascender. El teclado de Yaron le sacó de sus pensamientos. Se fijó en la cara concentrada de su compañero, dio dos clicks y empezó a imprimir unos cuantos documentos. Los apiló encima de la mesa, cogió un bolígrafo y empezó a escribir algunos de los detalles que recordaba de memoria. Se acercó de nuevo a la impresora, utilizando su escaner y sacó unas copias. Le entregó un par de copias a Julia y a los otros miembros del equipo, incluido el inspector que encabezaba todas las operaciones. Ocupó de nuevo su silla y esperó a que Julia acabase de leer:

    -El otro día denunciaron una agresión racista en el barrio de Lavapiés -explicó Yaron- se que nos queda algo lejos, pero uno de los chicos es de nuestra zona, así que no podemos evitar esta información y tenemos que estar al tanto.

Julia separó la silla de la mesa y se dio la vuelta para acercarse a la pizzarra magnetica. Hizo una línea aparte de la investigación que estaba escrita y puso todos los documentos. El telefono comenzó a vibrar en su bolsillo, lo sacó y pudo ver que se trataba de un mensaje de Luna. Le explicaba que tenía que atender unos asuntos de urgencia, que no podía mantener su promesa. Fue a contestar mientras volvía a su mesa, cuando de repente, escuchó a Yaron por detrás imitandola, haciendo que estaba super enamorado con el café que estaba tomando. Ella se paró en seco, molesta por aquella actitud. Le pidió que no era momento de hacer tonterías, que perdía el tiempo, pero Yaron le contestó:

     -Cuando os besais en ese sofá ¿No es perder el tiempo?

Comenzó a reirse y Julia tomó una actitud amenazante. Aseguró que si continuaba, acabaría partiendo su teclado en la cabeza de este:

     -Joder Juli, que poco sentido del humor tienes, como se nota que hoy no has follado.

Julia alzó su puño y Yaron levantó sus manos pidiendo clemencia. Volvió a tomar asiento y encendió su propio PC. 

Comentarios

  1. Ya me cae mal Yaron y adoro a Julia. Esperando más si no entendí mal, esta noche. Saludos!

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    1. Será un capítulo por semana, pero si veo mucho apoyo, puedo hacer que sean más ¡Muchísimas gracias!

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