EXPERIENCIAS PARANORMALES 2: Hablando con seriedad

El año pasado ya escribí sobre esto en EXPERIENCIAS PARANORMALES 1. Antes de comenzar, te envito a que lo leas, y que tambien te pases por 2/52 retos de Elde, pues narré una de las experiencias en forma de microrrelato. Espero que te guste. 

Estos hechos que se narran a cotinuación pueden ser frutos de muchas cosas, ya sea del otro mundo, o de algo que conozco muy bien. La sugestión es un problema que nos afecta a todos, en mayor o menor medida, pero aunque sea así, todo lo que voy a contar no le encontré ninguna explicación y en ningún momento dio pie a estar tan sugestionada como para estar asustada, aunque hay algunas que debería haberlo estado, y para mí, esas son las mas peligrosas.

Una silla, en un lugar abandonado.

Aun iba al instituto, era de tarde y las clases que se daban no eran de mi interés, por no decir que si lo eran, pero el profesor me aburría hasta el punto de caerme mal. Tenía perdida esa asignatura, así que me dejé llevar por un par de amigxs, así como por mí ex, para ir a un lugar que había sido abandonado recientemente. Teníamos que ir en coche y el sitio estaba bastante lejos, así que me dormí. Cuando me despertaron, estabamos allí. Era un almacen donde se guardaban todo tipo de objetos, desde porcelana hasta bidones para el aceite. No hace falta decir que estabamos en medio de la nada. No teníamos ni idea del lugar, cosa que fue un gran error, ya que así sabríamos que ese lugar no se cerró por pura casualidad, alguien se suicidó. Entramos, como Pedro por su casa, a cada estancia en la que entrabamos, más cansancio nos daba, hasta el punto el cual necesité sentarme. Soy una persona con una salud bastante mala, así que no eché demasiadas cuentas, permanecí en esta durante un buen tiempo, hasta que me di cuenta de que mis energías ya no estaban en mí, no me podía ni levantar. Era como si el aura de esa silla me estuviera abrazando. Mi cara debió ser un cuadro, pues mis acompañantes se preocuparon enseguida, hasta el punto que uno tiró de mí y me hizo levantar. Nada más separarme de esa zona, volví a mis sentidos, dandome cuenta de que allí dentro no había nada bueno. Les expliqué lo que ocurría, como pude, porque con el nerviosismo no se si pude vocalizar. Cuando me entendieron, no se creyeron nada, así que decidí salir fuera y que ellos hiciesen lo que les viniese en gana. Acto seguido de ir al exterior, salieron corriendo, pues una de las puertas contiguas a donde estabamos, se cerró de golpe, asustandolos por completo.

El espejo

Esto pasó hace ya unos cuantos años. Eran las fiestas de mi pueblo, y era normal salir por ahí. La noche estaba bien entrada, había bebido, un poco, pero lo había hecho y no estaba acostumbrada a ello. Todo parecía ir bien, hasta que me entran ganas de ir al baño. Había una zona donde se celebraba un baile, y si no tenías entrada, no podías entrar. Mentira, podías hacerlo, pero tuve una mala experiencia intentando colarme, así que decidí volverme a casa. Llegué, me costó hasta meter la llave dentro del pomo, y eso que no iba muy pasada. Cerré la puerta, sin echarla, pues iba a salir de nuevo. Subí las escaleras, poco a poco, pensando en lo mío y casi a oscuras. Cuando miré hacia arriba, sin saber por qué, me centré en el espejo, como si me estuviera llamando, cuando lo observé con más atención, lo que ví allí me dejó helada. Parada en medio de las escaleras, vi ese rostro chupado y con pelo largo, así como sucio. Fue momentaneo, pero la sensación de peligro me invadió por completo, hasta que quise creer que era debido al alcohol, en ese momento me relajé, fui al baño y todo lo demás, pero tiempo despues, viendo un vídeo de Wildhater, que hablaba con una espiritista, me di cuenta de que ese reflejo no era pura casualidad, ni que el espejo se trataba de un portal y ese ente estaba el otro lado, si no que esa imagen estuvo a mi lado, de ahí a que estuviese tan insegura. A día de hoy era una de esas experiencias que no recordaba como paranormal, pero ahora ya no sé que pensar.

Las luces LED

Aquí va a ser un combo mix de experiencias, pero que todas tienen que ver con el mismo lugar, la habitación de mis padres. Al principio ese lugar, siempre me daba un poco de miedo. Cuando era pequeña, el orinal se encontraba en el baño de ese lugar, podía ir por mi misma, pues despues llamaba a mis padres y ya está, pero por alguna razón, cuanto más crecía y era más consciente de que podía hacerlo sola, me daba más miedo. Nunca llegué a entenderlo, pero era como si alguien me estuviera observando fijamente. Hasta un momento me inventé que veía a un dinosaurio, para hacer que mis padres reaccionaran enseguida y así que me acompañaran.

Tiempo después, más crecida, esa habitación siguió dandome miedo. El cabecero es una pila de espejos, los cuales puedes reflejarte desde la mismisima entrada a la habitación, que es como un pasillo donde antes se encontraba el ordenador y el armario que utilizan. Cada vez que pasaba por delante de la puerta, siempre sentía la necesidad de mirar, y por experiencias pasadas, sabía que esa sensación no era buena, pero no rendí cuentas. En algunas ocasiones, me sentía como invitada a entrar, y lo hacía sin más, hasta que me daba cuenta de que no tenía nada que hacer allí, y me volvía, pero siempre con unos ojos clavados en la nuca. 

Todas estas experiencias anteriores ocurrieron cuando en mi hogar no estaba Iris, la perrita que adoptamos. Cuando era pequeña no le hacía mucho caso a su inseguridad al entrar en la habitación, pero con el paso del tiempo, hasta duerme allí. Aquello me hizo sentirme mejor, pues sé que los animales enseguida notan los cambios de energía, sean por lo que sea. Llegó un momento, en el que mi madre estaba cuidando de mi abuela y mi padre trabajando, en definitiva, las dos estabamos solas. Me estaba encargando de limpiar la cocina, algo normal en las tareas del hogar, cuando de repente, escuchó el quejido de mi perra, como si se hubiera hecho daño, y salir corriendo despavorida hacia la entrada, que se encontraba al salir de la cocina. Temblaba, no podía parar de moverse de un lado para otro, me miraba y meneaba la cola sin control, como si estuviera aliviada de verme. En primer momento pensé que otra vez le estaba dando la alergia, la revisé de arriba a abajo e intenté calmarla, pero Iris no volvió a ser como era hasta diez minutos después. Cuando estuvo mas tranquila, corrió hacia el sofá, mirando hacia la puerta que llevaba a todas las habitaciones del piso. Cuando caminaba hacia ella, se ponía muy nerviosa, como si intentase decirme que no fuese allí. Es obvio que no hice caso, necesitaba saber que es lo que le había pasado, para mostrarselo y hacer como que no ocurría nada, pero cuando entré en la habitación de mis padres, todo parecía normal, como si no hubiese pasado nada. Pensé que eran cosas de perros, como quien dice que son de niños, pero lo que viene después me hace pensar que no es así.

Mi padre por motivos de ahorro, decidió comprar una tira de LED que se encendía al movimiento. El sensor era bastante inteligente, y si te ponías en cualquier punto, te detectaba, era muy gracioso, y hasta un punto divertía hacer el tonto para ver si te detectaba, pero todo esto cuando estabas en la zona, que era el baño de la habitación de mis padres. Una tarde, que mis padres habían decidido a salir a caminar con mi perra, me quedé en mi actual habitación, que está puerta con puerta a la de mis padres. Todo parecía normal, hasta que me entró sed. Decidí levantarme y salir, cuando miré al frente, vi en el espejo el reflejo de una luz, creí que podía ser procedente de la ventana, no le rendí cuentas y fui a por un refresco. Cuando volví, pude darme cuenta de que ese reflejo no estaba, pegué un sorbo al vaso y cuando alcé la mirada, otra vez estaba encendida. Rapidamente pensé que eran las luces recien compradas y que podían haberme detectado, cosa que era casi imposible, pues estaban a unos cuantos metros de distancia, así como que habían paredes de por medio. La luz, acabado el periodo de encendido automatico, se apagó, pero acto seguido, se volvió a encender. En ese momento me di cuenta, de que no había sido yo, pues estaba quieta en el lugar.

La inseguridad de Iris

En una experiencia pasada ya conté que ella salió pitando de la habitación de mis padres, pero no es la única que vez que lo ha hecho. 

Bueno, en primer lugar, antes de lo ocurrido en la anterior experiencia, a un año de haberla acogido en nuestra casa con los brazos abiertos, y siendo un cachorro, una noche se quedó muy atenta a la puerta. Mis padres estaban en casa, durmiendo, y yo me había quedado despierta sin que ellos se dieran cuenta, pues si lo hubieran hecho, la bronca hubiese sido fina, ya que al día siguiente tenía clase. Pues en un momento dado, ella comienza a gruñirle a la puerta. Era un gruñidito, pues sabía que de noche no podía hacer ruido, pero cada vez iba a peor, hasta el punto que casi ladró. Me alcé, pues debía ir a ver que ocurría para que se quedara tranquila. Me di cuenta de que lo hacía a la puerta de entrada. No me dio miedo pensar que podría ser alguien, en mi casa no podía entrar porque tendría que tirar la puerta abajo, y ahí ya tanto mi padre, como yo siendo su ayudante, le habríamos pegado tal somantá de hostias, que se le hubieran quitado las ganas de haber entrado, así que me acerqué con cautela a la puerta para no hacer ruido. Durante el camino cogí una linterna, que teníamos a mano porque en los días anteriores había habido una gran tormenta y había peligro de que se fuese la luz. La encendí, la dejé juntó a la rendija para que se reflejase la luz por debajo y miré por la mirilla. La luz iluminaba lo suficiente como para poder ver si había alguien delante de la puerta, pero ni en la mía ni en la de los vecinos de enfrente había nada. Decidí apagarla, pero la dejé a mano por si acaso. Volví con mi perra, la acaricié, pero otra vez se puso a gruñir, esta vez se atrevía a hacerlo desde más cerca. Volví a hacer lo mismo, pero nada de nada, así hasta que ella decidió calmarse.

El ascensor

Es normal que en muchas pelis de miedo el ascensor no sea un buena aliado. Es lento, pequeño y encima chirria como si estuviera matando a miles de ratas de un martillazo, es aterrador cuanto menos, pero a mi esta experiencia no me ocurrió estando dentro, si no fuera, en mi casa. Una noche de Verano, de esas calurosas, sali al comedor. En la entrada a la casa, una de las paredes da al hueco del ascensor, muy alentador cuando este va en marcha, pues escuchas ese maldito sonido del infierno. Al estar ahí, lo empecé a escuchar, un par de veces está bien pero ¿Todo el rato? Me cabreé, quería salir, pero era de noche y como que no me apetecía, pues a lo mejor lo que me encontraba no era nada bueno. Era Verano, la mayoría de vecinos no estaban en casa, solo había una opción, y es alguien que no tuviera buenas intenciones. Me quedé escuchando y algo que me llamó la ateción mientras apegaba la oreja a la pared, era que nunca se paraba en ninguna planta, ni las puertas se abrían. Lo primero que piensas es que se ha roto, pero a la mañana siguiente, funcionaba de maravilla, y no es que hubiese dado tiempo a echarle un vistazo, pues estuve horas escuchando como iba de arriba para abajo, y al despertarme para bajar a la perra, estaba parado en mi mismisima planta.

Dentro de la línea de los ascensores, tambien me ocurrió el hecho de escuchar a alguien dentro y pensar que se había parado. Ir planta por planta, yendo a todas y viendo que estaba cerrado, preguntando si estaba bien la persona, y cuando me di cuenta y llegué a la planta baja, pude ver que si que estaba parado pero no había obtenido respuesta alguna. Cuando volví a subir, lo vi en la segunda planta, abierto de par en par y sin haber escuchado a nadie salir, ni ver donde se había metido.

Mi habitación

Antes dormía en una habitación, pero en este mismo año, decidimos darle una segunda oportunidad a otra y dejar la que tenía para los invitados. Al principio, tenía la estantería al lado del escritorio, y cuando tecleaba como estoy haciendo ahora, meneaba ligeramente el escritorio, golpeando la estantería. Ese fue mi excusa cuando vi como la moto de decoración que tengo se movía. Todo normal, hasta que decidimos montar todo al completo y ahora mi estanteria está detrás, lejos de que pueda golpearla. Ahora las cosas se mueven, así sin más y ya no le doy explicación alguna. 

Dentro de este apartado, tambien se encuentra mi silla, que es de oficina. De noche, tumbada en la cama, notó que el escritorio se mueve, como si algo le hubiese golpeado. Pienso que he sido yo, que me muevo más que los precios. A media noche, mientras miraba vídeos de youtube, decido incorporarme y sentarme en la cama, momento el cual, de reojo, veo como la silla se mueve, pero no ligeramente, si no con brusquedad. En ese mismo instante, me entró tanto miedo, que tuve que levantarme y salir. Tras estar un buen rato en el baño, decidí que no era buena idea estar toda la noche sin dormir, asi que volví a la cama, pero esta vez no me moví un apice en lo que quedaba hasta que amaneciese.

En esta misma línea, muchas veces cuando salgo a mear y vuelvo, al entrar dentro de la habitación veo como una gran sombra. Al principio de esto no me daba cuenta, hasta que vi que algo faltaba en mi habitación, y era la estantería, pues esa sombra siempre estaba delante. No se por qué pero no me sentí intimidada, algo que a veces me da ansiedad, porque si de buenas a primeras mi cerebro no siente la necesidad de huir, no sé como actuar en esa situación.


Estas són algunas de las que más me acuerdo recientemente, si en algun momento me llega a ocurrir alguna o viene a mi mente algo que nunca pensé que pudiese llegar a ser paranormal, sacaré la tercera parte de este.

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